“Mientras
permanezca tapada estoy segura de oír en tu boca frases lisonjeras a que tal
vez no estoy acostumbrada. Si desaparece de mi rostro el protector cendal,
¡adiós ilusión!”.
A pesar de ser de un autor que,
cronológicamente, se situaría dentro de la estética romántica, Manuel Bretón de
los Herreros nos presenta un tipo de Romanticismo que se aleja en gran medida
de los parámetros de esta corriente. Un ejemplo de ello lo vemos en el cuento Una nariz. Anécdota de carnaval, donde
el autor a pesar de ser romántico satiriza esta estética.
El lugar que elige el autor para situar la trama será un baile de máscaras,
donde un galán corteja a una dama enmascarada, a quien le suplica en numerosas
ocasiones que le muestre el rostro. Son continuos los elogios que el galán
lanza a la mujer, de la que asegura incluso sentirse atraído con solo oír su
voz. Se trata de un texto donde abundan los diálogos, algo que facilita su
lectura. A lo que se suma un lenguaje sencillo y ligero.
Numerosas son las críticas que el
autor realiza a través de sus personajes: en el caso de la dama, los mayores
ataques irán dirigidos a la figura masculina y a los que, como nuestro protagonista, se ganan su fama como poetas. De
los hombres se critica su superficialidad en el amor. La dama asegura que si
permanece tapada seguirá oyendo elogios y halagos, de lo contrario, si se
despoja del velo y él se percata de su supuesta fealdad, dejará de cortejarla. Asegura
que: “la fealdad es para vosotros el
mayor crimen de una mujer”.
Él en su insistencia por contemplar
lo oculto de la serrana, llega incluso a prometerle que de ser fea nada podrá
borrar los atractivos de su conversación, su voz, su gracia… Intenta hacerle
ver que su rostro ha dejado de ser importante porque tiene otras cualidades que
le han embelesado, y que no son necesariamente físicas.
Los poetas serán otro blanco de
críticas, ya que los dibuja como idólatras, embusteros, a quienes no les hace
falta llevar una máscara para mentir. El galán admite ser un complaciente con
las mujeres, y eso es lo que la dama critica, esa actitud tan puesta al
servicio de la mujer siempre y cuando ésta cumpla con los cánones de belleza.
El poeta, en cambio, critica lo
fingidas que son las mujeres, aunque reconoce que la falta de sinceridad de
ellas está causada por la tiranía de los hombres. Además, menciona el
incansable deseo de agradar que tienen
las mujeres, quienes muestran así su debilidad ante el género masculino.
La dama da una lección de moralidad
al galán, engañándolo y haciéndole ver que todo lo que antes le prometió se
reduce a nada una vez descubre que no es tan hermosa como él creía.
Bretón de los Herreros dota al
texto de cierta comicidad, y a través de este aspecto ridiculiza el cortejo
amoroso y el juego del coqueteo.
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