"¿Serás
tú más indulgente que los demás hombres? ¿Estarás menos dominado que ellos por
el amor propio? La fealdad es para vosotros el mayor crimen de una mujer"
El
cuento Una nariz. Anécdota de carnaval pertenece
a Manuel Bretón de los Herreros, el que fuera secretario de la Real Academia de
la Lengua, autor de teatro y periodista, además de representante máximo de la
comedia burguesa de la época romántica.
Suprimiendo
el contenido del mismo, el texto nos presenta un tema atractivo y recurrente en
toda nuestra literatura y que se presta a la reflexión del lector. Este no es
otro que la supeditación del amor ante la atracción física. La literatura
española se hace eco de esta temática puesto que gran parte de ella se centra
en el cortejo previo al enamoramiento de los personajes. A esto debe de
sumarse el distanciamiento que protagonizan los enamorados dentro del amor
cortés debido al contexto social de épocas pasadas. Por tanto, dentro del regalar los oídos del hombre hacia la
dama, muchas veces se resalta una infinidad de calificativos físicos acerca de
la belleza femenina olvidándose la personalidad y el carácter de la amada.
De
este modo, en el cuento que nos ocupa se alecciona al poeta, ya que una y otra
vez suplica a la serrana, como él la llama, que le enseñe su rostro para así
inspirar su poesía. Ella se lo descubre quitándose la máscara pero mantiene una
nariz postiza bastante pronunciada. Ante su presumible fealdad, él poeta se
excusa y pone fin a la conversación. Sin embargo, la serrana se arranca la
nariz enseñándole su verdadera imagen. Estamos ante otro ejemplo de valorar más
lo externo a lo interno dentro del amor literario.
En
definitiva, ¿qué se produce antes: la atracción o el amor en su verdadero
sentido? ¿Qué dura más: el físico o la belleza interior de la persona?

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