El siguiente fragmento que vamos a analizar será de El casarse
pronto y mal de Larra. Este
artículo fue publicado el 30 de noviembre de 1832 en El
pobrecito hablador; revista
satírica de costumbres. Larra nos plantea un debate interesante
desde un punto de vista amoroso. Estamos ante una narración en la
que se nos cuenta un acontecimiento trágico que tiene como
protagonista a Augusto, sobrino del narrador. Del siguiente fragmento
podemos deducir varios apuntes que son de trascendencia teniendo en
cuenta la época en la que nos encontramos.
El artículo podría dividirse en tres partes: un prólogo, el
desarrollo del artículo y una conclusión. En el prólogo nos
introduce la situación, a su sobrino y la educación que había recibido y hace una
crítica de ésta. En el desarrollo Larra trata más
ampliamente la educación de los jóvenes, al que da pie el
casamiento de su sobrino. Finalmente, aparece el epílogo en el cual
recapitula todo lo que anteriormente ha expuesto y lo finaliza con la
tragedia.
En primer lugar, centrándonos en la trama amorosa, podemos decir que
el amor que Augusto siente hacia la joven Elena nunca llega a
culminarse. El primer impedimento del que tenemos constancia es el
dinero:
“mi hija será de usted en cuanto me traiga una prueba de que
puede mantenerla”
Volvemos a una de las imágenes más
recurrentes a lo largo de nuestra literatura en lo que se refiere a
la situación de la mujer. Estamos ante el ideal de una mujer sumisa,
que depende única y exclusivamente del hombre. Esta ruptura que se
plantea en el artículo de Larra, también la tenemos presentes en
uno de los primeros relatos rupturistas con esta tradición. Moratín
ya intenta dar un vuelco a la situación de la mujer y a ese carácter
de mujer sumisa con El sí de las niñas.
En dicha obra, Moratín plantea algo completamente diferente y nuevo.
Con esto comienza el inicio de la liberación de la mujer.
Otro de los grandes asuntos que
podemos destacar en la obra es el tema de la educación. Larra nos
ofrece una doble visión de la educación. Por un lado estamos ante
una educación conservadora sostenida por valores inamovibles como el
respeto y la religiosidad y basada en cierta forma en la opresión y
la rutina, cumpliendo todo aquello que se nos propone sin derecho a
reclamar; y por otro lado una educación mucho más liberal y
progresista, que se observa bastante bien en el siguiente fragmento:
“Leyó, hacinó, confundió; fue superficial, vano, presumido,
orgulloso, terco, y no dejó de tomarse más rienda de la que se le
había dado”
Volviendo al tema que realmente nos incumbe, podemos observar cómo
los protagonistas de este relato salen adelante gracias a la ayuda de
uno de sus amigos:
“un amigo prestó a mi sobrino algún dinero, uniéronse con el
lazo conyugal, estableciéronse en su casa, y nunca hubo felicidad
igual a la que aquellos buenos hijos disfrutaron mientras duraron los
pesos duros del amigo”
Ambos personajes creen que con solo su amor podrán sobrevivir, pero
con el tiempo se dan cuenta de que los sentimientos no lo son todo. A
raíz de ahí, comenzarán los problemas y esto acabará con la
muerte de Augusto.
Estamos, por lo tanto, ante dos puntos de vistas completamente
diferentes: uno desde la educación tradicional donde destaca la
religiosidad que tiene y otra la francesa. Larra enfrenta a las dos
formas educativas :la tradicional basándose en las ideas de los
ilustrados(la falsa religiosidad, la lectura de libros prohibidos y
el guardar las apariencias), mientras que la educación francesa no
critica a la educación sino a su superficialidad en las costumbres.
A pesar de todo, Larra no toma partido por ninguna educación.
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