Nos
encontramos ante una obra con múltiples lecturas y opiniones en
cuanto a su significado final. El poema es la máxima expresión de
la muerte terrorífica, diabólica, desesperada, que se opone
claramente al conformismo, a la aceptación cristiana. Esta obra
elevó el nivel de la poesía lírico-narrativa; incluso llegó a
considerarse como una de las mejores obras románticas de la época
superando las leyendas del Duque de Rivas y de Zorrilla.
En
la obra encontramos una ruptura con la norma tradicional. Observamos
un amor imposible que produce locura, pero la visión de Elvira
transgrede la norma tradicional, porque le da igual morir; su único
fin es estar con Don Félix de Montemar. A pesar de todo, se sitúa
en un terreno censurable moralmente. Ambos personajes son los
protagonistas de una historia de amor imposible de acuerdo con la
casuística romántica.
La
actitud que se presenta bajo la figura de Don Félix de Montemar es
un claro antecedente del Don Juan Tenorio. En este sentido,
podemos percibir cierta chulería hacia Dios por parte del
protagonista. También hace acto de presencia el titanismo mediante
la presencia de Don Félix. Los propios titanes son quienes se
rebelan contra los dioses; él se rebela contra Dios y contra el
mundo:
Vuestros
ruegos me han valido
encomendadme
otra vez,
don
Juan, al diablo; no sea
que
si os oye Dios, me vea
cautivo
y esclavo en Fez
Este
desafío a Dios hace pensar en un cierto paralelismo en la figura de
Don Félix con la postura del diablo. Todas las acciones que lleva a
cabo están al servicio del diablo. Su frialdad junto con la visión
apocalíptica que tiene el final de la obra, nos puede hacer pensar
que Don Félix es castigado por todo el daño y todos los malos actos
que ha realizado en vida. En cierto modo, está pagando y recibiendo
el mismo trato que ha recibido Elvira a su muerte. Es la condenación
del personaje masculino en el desenlace de la obra. Aún así, no se
observa arrepentimiento ninguno, tanto en Don Félix como en Elvira.
En
este sentido, si pensamos en un planteamiento maniqueísta de la obra
entre lo que representaría las fuerzas del bien y del mal, podemos
decir que el mal triunfa sobre el bien ya que la muerte de ésta
representa el triunfo del mal.
Estamos,
por lo tanto, ante una mezcla de diferentes tradiciones; algunas
populares y otras cultas, con fuentes nacionales pero también
extranjeras; copia a la vez al romancero y a Lord Byron. El autor
quiere que esta mezcla se vea y consigue que esta copia resulte
propia y original debido a su calidad.
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